Educar en casa es mucho más que sólo dictar las materias académicas en casa. Aunque hoy con el tema de la ley de ESI e ideología de género invadiendo todo el país, casi todas las familias que nunca oyeron sobre “educación en casa” piensen que sólo es eso.

Es importante comprender que el tomar la decisión de “educar en casa a los hijos” implica adoptar todo un nuevo estilo de vida y que influye y repercute en todos los miembros de la familia. Es un modo de vida. Educar en casa es potenciar y fortalecer desde siempre el concepto de Familia. Implica que el padre y la madre de esa familia dediquen efectivamente tiempo a compartir con sus hijos.

Educar en casa también es rezar las oraciones de la mañana, bendecir el desayuno sin el apuro de “salir corriendo” cada uno a sus actividades propias e individuales. Es poder sentarse en familia a leer en voz alta la vida del Santo del Día o una pequeña reseña para poder encomendarnos y tenerlo presente a lo largo de la jornada, inculcando en nuestros niños nuestras raíces católicas, sabiendo que nuestras hijas mañana posiblemente serán futuras madres y esposas de familia. Y nuestros hijos varones serán los protectores de las futuras familias católicas que Dios mediante formarán si es que Dios no los llama a otra vocación, donde de tomas maneras ejercerán su maternidad impresa en el corazón y su guía paternal según el caso. Educamos con el fin de que puedan decir: -“Yo soy Católico. Y no dudo por qué vale la pena vivir, ni el por qué vale la pena morir”. Criados de manera que no claudiquen (siempre con la asistencia y la Gracia de Dios), que no se “dejen llevar” por el primer viento de cambio o confusión y que salven su alma. Esto último es en definitiva lo único importante que como padres nos debe importar: La Mayor Gloria de Dios y la salvación de las almas.

Educar en casa no es un “camino de rosas”. Es sacrificado, es duro, tendrás que organizarte, tener firmeza carácter, dirigir tu casa y gobernar tu hogar. Y asumir que vos y tu esposo serán el primer modelo que los niños verán todo el día y copian e imitan. Es exigente. Pero no vinimos para otra cosa a la tierra. Nos jugamos la salvación de nuestra propia alma en esto. Mientras tengamos siempre presente esto: El “por qué hacer educación en casa” entonces “todo lo demás” pasa a segundo plano y es solucionable. Vivimos en un mundo o sociedad que desprestigia a la mujer que se dedica a ser esposa madre y ama de casa. Sin embargo su labor vale oro.

Escrito por Luciana Nazar Kasbo