En la magistral “Imitación de Cristo” de Thomas Kempis, se pregunta: “¿Por qué tienes miedo de tomar tu cruz que lleva al Reino?” Su respuesta está en el corazón del cristianismo

En la cruz está la salvación, en la cruz está la vida, en la cruz está la protección de tus enemigos.
En la cruz está la infusión de la dulzura celestial, en la cruz está la fuerza de la mente, en la cruz está la alegría del espíritu.
En la cruz está la altura de la virtud, en la cruz está la perfección de la santidad.
No hay salud del alma ni esperanza de vida eterna sino en la cruz. Toma tu cruz, por tanto, y sigue a Jesús, y entrarás en la vida eterna.
No podía pensar en una introducción mejor para hablar sobre El precio de la Educación en Casa: llevar la cruz.
La educación católica en casa pertenece al corazón de nuestra fe.

Ustedes se darán cuenta de que me estoy refiriendo a la educación católica en casa. Ambas palabras “Católica” y “Educación en Casa” son cruciales para una correcta comprensión del tema.
La educación en casa está muy extendida en los Estados Unidos. De hecho, la mayoría de los padres involucrados no son profesos católicos. Nuestro objetivo es, por supuesto, explicar por qué la educación católica en casa es tan valiosa. Por otra parte, es más prudente hablar de educación en casa en lugar de escolarización en casa. ¿Por qué? Porque la escolarización en casa es un término que inmediatamente despierta la antipatía de los profesionales de la educación, que ven en la escolarización en casa como un desafío directo a su propia profesión.

Fé Católica y Educación en Casa

Cuando Cristo instituyó el sacramento del matrimonio, dio a los contrayentes una doble obligación: cooperar con Dios en la procreación de los hijos y cooperar con el Dios encarnado a preparar a sus hijos para la vida eterna.
La educación en casa es, evidentemente, una respuesta a la segunda responsabilidad que el Salvador ha puesto sobre los hombros de los padres cristianos.
Inmediatamente debemos distinguir entre la educación católica en casa, como tal, y la educación que los padres católicos han de dar a sus hijos en casa. Aunque nuestro enfoque aquí es, primeramente, la comprensión de la educación católica en casa, no nos atrevemos a ignorar lo que es la esencia de nuestra fe, es decir, que los padres deben -el imperativo es una verdad revelada- dar a sus hijos una cuidadosa educación católica en casa.
Esto es tan importante que, si los padres descuidan su deber en este aspecto, no sólo ponen en peligro a sus hijos, sino incluso su propia salvación. ¿Por qué? Porque los padres son el principal canal humano de la gracia para con los hijos que físicamente han traído al mundo. Descuidar este deber de los padres, es hacerlo en el imperativo fundamental del padre y de la madre: preparar a sus hijos para un destino eterno.
En los Estados Unidos muchos padres han confiado en los colegios para formar a sus hijos en todo, incluyendo en la religión. La revolución moral en la sociedad occidental ha despertado a estos padres. Están empezando a darse cuenta de su propia responsabilidad primaria, como padres, para proporcionar el alimento religioso de sus hijos.
Muchos factores han entrado en nuestra sociedad que han originado lo que comúnmente se llama la “escolarización en casa”, pero, como se ha explicado, prefiero llamarlo educación en casa.
No es la menor de ellas las poderosas fuerzas en el trabajo, modelando conscientemente las mentes de los jóvenes en lo que sólo puede llamarse la filosofía no-religiosa del ateísmo práctico.
El Concilio Vaticano II declaró que el ateísmo práctico es el factor más devastador que está socavando el cristianismo en el siglo XX. El ateísmo práctico ha penetrado profundamente en la sociedad occidental y, con énfasis, en los Estados Unidos.
En 1955 el gobierno ruso publicó una directiva oficial sobre “La educación atea en la escuela.” Esta directiva es solamente más clara que otras similares directivas en los círculos educativos de nuestro país. Se explica en detalle, con varios miles de palabras, cómo la religión debe ser erradicada de las mentes de los jóvenes.
En primer lugar, hacia el undécimo mes después del nacimiento, la ley declara que un niño ya no pertenece a los padres, sino que pasa a ser tutela del Estado.
Si leen la Declaración de Principios y Políticas en Educación atea en la Rusia soviética, comenzarán a darse cuenta de cómo estos principios y política han penetrado en nuestra propia nación. La libertad que los padres todavía tienen para enseñar a sus hijos, está siendo asumida por organismos controlados por el gobierno, uno tras otro. Detrás del control del Estado hay, literalmente, miles de millones de dólares, cuyo único propósito declarado es conformar a la próxima generación de estadounidenses en el materialismo ateo.
Nosotros, los que tenemos la verdadera fe, sabemos lo que está pasando y los padres que educan en casa no tienen ninguna duda acerca de la opción. O bien permiten a los poderosos organismos secularizantes de nuestra sociedad transformar a sus hijos de acuerdo a la filosofía del secularismo sin Dios, o la fe católica de millones de cristianos aún profesos está en peligro.
Seamos claros. Sólo hay un problema real en juego. ¿Podrán nuestros hijos permanecer católicos, no sólo de nombre sino en realidad, o se convertirán en nuevas víctimas de una propaganda mundial de secularización, cuyo único principio de supervivencia es: “¿qué tiene este mundo aún que ofrecerme?”? El mundo espiritual de Dios, y los ángeles,y las almas humanas, que no son perceptibles por los sentidos, se definen en el diccionario como una tontería.

Texto escrito por el Rvdo John Hardor.